Friday, May 18, 2007

El avión fantasma de la FAC se deja ver por dentro

Colombia

El Flir hace parte de la ‘magia’ del avión fantasma.

Este aparato que se compone de una especie de radar satelital y una pantalla, detecta cualquier movimiento en tierra.

Martín García / Enviado especial de EL TIEMPO

Noviembre 12 de 2005

Por primera vez en 16 años de funcionamiento, el avión fantasma de la FAC se deja ver por dentro

Un equipo periodístico de EL TIEMPO tuvo acceso a 24 horas de trabajo de la tripulación, dentro y fuera del aparato.

“¿Los ve, Orión?” “Sí. listo y en posición”. En cuestión de dos segundos un rafagazo estremece el avión.

“Ametralladora descargada, piloto completo, armero completo...”. Una sospechosa casa en medio de la selva, amenazaba con ser una trampa mortal para una de las contraguerrillas de la Fuerza Omega, en el sur del país.

El avión regresa y descarga otra ráfaga. El flir permite visualizar en la pantalla las trazas de las balas y la silueta de diminutos hombres que corren por entre la maraña con armas. “Son de los nuestros”, dice Orión, y el avión empieza a inspeccionar en círculo el área.

Orión es el piloto del avión fantasma, y por sus palabras, la misión salió bien, pero ni el peligro ni la jornada de trabajo ha terminado. Un nuevo requerimiento obliga a que el avión se desplace desde La Macarena hasta el Magdalena Medio. Las horas a bordo del fantasma son una aventura.

La misión

“Es la primera vez que un civil se sube al avión. Por favor, atiendan a todas las precauciones y en caso de una emergencia en vuelo, ustedes serán los primeros evacuados”, dice uno de los oficiales.

La advertencia va acompañada de una máscara especial que los siete tripulantes llevan adherida al casco y un “Buen vuelo”. La misma frase que ellos se intercambian todos los días antes de iniciar las misiones.

La ‘aventura’, que en verdad es una de las responsabilidades más grandes que pueda tener un integrante de las Fuerzas Militares hoy en día, empezó en la base aérea de Palanquero, en Puerto Salgar (Cundinamarca), cuando Orión, Verdugo y Centurión (sus identificaciones o 'call sign') hacían un repaso de las especificaciones técnicas del Fantasma.

De un momento a otro, recibieron el llamado de 'Pitón rojo', que les advierte de una emergencia. Hay que salir ya hacia algún sitio. Después de una veloz carrera que solo da tiempo de coger lo necesario, Orión hace un 'briefing' de la misión: “Hay que apoyar a Omega con unos abastecimientos y un objetivo sospechoso. Las coordenadas son 79 80 56...”, empieza la instrucción del navegante.

Antes de embarcar, los siete tripulantes revisan nuevamente los mapas, hacen el conteo de las cajas con la munición, toman posiciones, se enciende el aparato... cada uno se santigua y empieza el vuelo. En el trayecto, mientras se llega a algún punto de La Macarena (Meta), los tripulantes recuerdan que en su paso por el fantasma tal vez la etapa más difícil fue la retoma de la antigua zona de distensión y ahora el trabajo con la Fuerza Omega, en Meta, Guaviare y Caquetá.
“Lo más duro es tener el armamento y no poder apoyarlos porque en medio de esa selva no se sabe dónde están los amigos y dónde los enemigos…”, dice Verdugo. Y, ¿a qué le teme el avión fantasma?. “Precisamente a eso. Al daño colateral. A disparar y hacerle daño a la propia tropa o a civiles”, señala Centurión.

Por el radio interno, Orión avisa que se están alcanzando los 10 mil pies y es necesario utilizar las máscaras para evitar una hipoxia (falta de aire).

“Nos acercamos. ¿Alcanzan a ver la casa?”, señala el navegante, que es el hombre que maneja parte de la ‘magia’ del fantasma: el flir. Ese aparato que permite divisar a todo lo corre, vuela y hasta nada.

Cada imagen y cada conversación entre los pilotos, el navegante y los técnicos quedan grabadas en este aparato, en que se ve perfectamente la casa. Al parecer, la guerrilla solo espera que la tropa pase muy cerca para accionarla, pero las ametralladoras GAU empiezan a escupir las balas. En el avión hay 10 cajas con cerca de 7.000 proyectiles.

La aeronave vibra con cada disparo y las trazas de las balas se pueden ver en el flir. Son 40 intensos segundos, la casa es destruida y al final solo se visualiza un enorme boquete negro. El avión gira y empieza a volar en circulo hasta que aparecen los diminutos hombres que se ven en la pantalla. Son soldados que se aproximan al lugar. En las comunicaciones internas Orión recibe otra coordenada a 5 kilómetros del lugar, sobre el río Guayabero.

Podrían ser las embarcaciones de unos guerrilleros. El avión toma altura nuevamente para evitar un impacto, que aunque es dificil no imposible, a pesar de que en sus 16 años de vida solo ha tenido dos accidentes. El más grave el 2 de septiembre del 2000, en el cerro Montesuma (Risaralda), mientras prestaba apoyo a las tropas que defendían las torres de comunicaciones que eran atacadas por las Farc.

En esta oportunidad, los soldados de la Fuerza Omega se salvaron de caer en un campo minado. En las comunicaciones internas se vuelven a escuchar instrucciones: “Hay que apoyar un abastecimiento para la Policía en Norcasia...”.

El fantasma cambia el rumbo, que para los inexpertos no deja de causar mareo, y va a su otra misión.

JINETH BEDOYA LIMA
Enviada especial de EL TIEMPO
BASE AÉREA DE PALANQUERO

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